Una economía que transforma la infraestructura en oportunidades de inversión pública, ofreciendo bienes y servicios tanto a personas como a otras máquinas.
Economía de las cosas
DePIN, por sus siglas en inglés “Decentralized Physical Infrastructure Networks”, representa un sistema que es mantenido, operado y de propiedad descentralizada. Máquinas, robots y dispositivos interconectados se utilizan para ofrecer bienes y servicios con el objetivo de generar ganancias. Este modelo se conoce como la economía de las cosas, la cual, gracias al blockchain, facilita el financiamiento colectivo y la copropiedad, ofreciendo una alternativa a la infraestructura tradicionalmente proporcionada exclusivamente por las corporaciones.
Infraestructura para recursos digitales
Esta infraestructura podría proporcionarnos recursos digitales como almacenamiento o capacidad computacional. Imaginemos una red descentralizada que utiliza unidades de procesamiento gráfico de alto rendimiento para ofrecer tiempo de renderizado. Este tiempo se ofrece en un mercado destinado a brindar a diversos artistas poder de procesamiento de alto nivel a una fracción del costo, aprovechando los periodos de inactividad de estas máquinas.
Infraestructura para recursos físicos
Los recursos físicos, por otro lado, pertenecen a una localidad, como una granja que produce energías verdes o un servicio de vehículos compartidos. La idea es tokenizar esta infraestructura; por ejemplo, un automóvil eléctrico, donde los participantes pueden ser tanto dueños como usuarios, generando ganancias por cada viaje realizado con estos automóviles.
Infraestructura compartida
A medida que las máquinas se vuelven cada vez más autónomas, impulsadas por los avances en inteligencia artificial, podrían emerger nuevas formas de infraestructura compartida. Por ejemplo, ya no sería necesario tener herramientas o electrodomésticos especializados en nuestro hogar, sino que serían de uso compartido y se solicitarían a pedido mediante despachos automatizados a la puerta de nuestra casa.
Seremos propietarios de la infraestructura de nuestra propia ciudad. Nuestro scooter eléctrico formará parte de la red de transporte compartido, y nuestra participación en los automóviles y estaciones de carga eléctrica compartidas será parte de nuestros ingresos.